Dos días después de la renuncia de Evo Morales, el ministro de minería de Chile, Baldo Prokurica se contactó con los altos mandos de la ACI Systems, firma alemana que desde 2017 llegó a Bolivia para desarrollar la industria del Litio. La idea de la autoridad transandina, era seducir a la compañía para atraer la inversión que comprometió en suelo boliviano a su país, después de que expresidente anulara un convenio que ponía a Bolivia en el mapa del negocio. La medida dejó en el limbo el proyecto y si bien la empresa, apoyada por el Estado alemán, quiere salvarlo no hay acciones concretas de las autoridades para poder rescatar un acuerdo que dejaría, según cálculos de la firma alemana, $us 1.482 millones de utilidades por año a las arcas nacionales. Mientras que ellos ganarían $us 702 millones anuales.


Bolivia tiene el yacimiento de litio más grande del mundo: el salar de Uyuni. Ubicado en Potosí, con una extensión de más de 10.000 kilómetros. Desde los años 80 varios Gobiernos intentaron aprovechar este recurso. Sin embargo, todo quedó en utopía y frustración.

Tras la llegada de Evo Morales se desarrollaron proyectos piloto. Con él también se concretó, según expertos, el único acierto de su gestión. En 2017 el Estado hizo una invitación pública a las principales operadoras de la industria a escala global. En este proceso ocho fueron los oferentes, seis empresas chinas, una rusa y una alemana.

Finalmente, Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) determinó que la oferta alemana era la más conveniente y se formó la empresa mixta YLB ACISA.

La oferta y utilidades

A diferencia de las otras, la compañía alemana ofreció el financiamiento para un complejo industrial compuesto de tres plantas: una de materiales catódicos de litio, otra de producción de baterías y una fábrica de hidróxido de litio. La inversión, en toda esta infraestructura, es $us 1.814 millones.

Además, la compañía comprometió la tecnología para aprovechar la salmuera de litio; materia prima para desarrollar esta industria.

En términos operativos, la empresa mixta tenía como accionista mayoritaria a la estatal YLB con un 51% y el restante 49% estaría en poder del grupo alemán.

En lo concerniente a las utilidades, según los cálculos de la firma europea, el Estado boliviano recibirá anualmente un 68% de lo que generen las tres plantas.