Cuatro años han pasado desde la realización del referendo del 21 de febrero, más conocido como 21-F, cuando el 51,3% de los bolivianos negaron a través de las urnas modificar el artículo 168 de la Constitución Política del Estado para que Evo Morales vuelva a postularse como candidato a la Presidencia. A pesar de la determinación del pueblo, en diciembre de 2017 el Tribunal Constitucional Plurinacional habilitó al líder cocalero haciendo valer su «derecho humano». 


En aquel entonces el Morales dejó saber que los resultados fueron inesperados para él y, en primera instancia, aceptó haber «perdido una batalla, pero no la guerra». Desde entonces se suscitaron una serie de eventos que cambiaron el curso de la historia de Bolivia, a continuación, te lo resumimos en seis hitos:

1. El caso Zapata

El 3 de febrero de 2016, el periodista Carlos Valverde denunció que la empresa china CAMC se benefició con contratos millonarios producto del tráfico de influencias de Gabriela Zapata, que en aquel entonces era una alta ejecutiva de esta compañía. Pero, ¿qué tiene que ver esto con Evo Morales? La denuncia de Valverde reveló que la mujer, que en ese tiempo rondaba los 28 años, producto de una relación amorosa, tuvo un hijo con el líder cocalero.

A raíz de este conflicto, la Contraloría General del Estado inició investigaciones sobre los contratos (243 millones de dólares) suscritos entre el Estado boliviano y la empresa china Camc Engineering Co, para conocer si hubo irregularidades.

Este escándalo puso a Evo y a su gobierno en el blanco de las críticas y las sospechas generalizadas de la falta de transparencia. Más tarde, ante su derrota en el referendo, Morales se referiría a este caso como «la mentira» que influyó en los resultados.

Actualmente, el caso sigue abierto. El año pasado el senador Oscar Ortiz realizó una denuncia en la que sostenía que hay un estancamiento en las investigaciones y un favorecimiento a la empresa china.

2. “Empate técnico

En el referendo del 21-F, el 51.3% de los bolivianos (2.682.517) dijeron «No» a la modificación de la Constitución Política del Estado. Si bien aquella jornada se veía a un Evo Morales sorprendido por los resultados, no sucedía lo mismo con Álvaro García Linera. En la noche de ese domingo, en una conferencia de prensa, le puso un nombre a lo que los números señalaban como derrota del MAS. Para el hombre que acompañó casi 14 años a Evo esto se trataba de un «empate técnico». Lo expresó así: «Tenemos un recuento rápido de una selección de las urnas seriamente hecha y estas actas muestran que estamos ante un clarísimo empate técnico».

3. La plataformas ciudadanas se consolidan

Integradas principalmente por jóvenes y personas sin militancia partidaria, las plataformas ciudadanas lograron impacto nacional a partir del referendo del 21-F.

Tras los resultados de la gran consulta, los activistas se ‘hicieron escuchar’ en las redes sociales y se manifestaron en las calles con marchas en defensa de su voto y contra la reelección de Evo Morales y su sistema político, que ya se mostraba en crisis. Fueron clave en las protestas ciudadanas que, casi cuatro años después, derivarían en la salida de Evo Morales del poder.

4. El derecho humano de Evo por encima de la voluntad del pueblo

A pesar de que Evo Morales señaló que iba a respetar el resultado del 21-F y con las movilizaciones en las calles, el 3 de diciembre de 2017 el Tribunal Constitucional Plurinacional (TPC) anunció que el mandatario fue habilitado para volver a presentarse en las elecciones del 20 de octubre de 2019. 

El MAS alegó que el límite a la reelección discriminaba al líder cocalero y violaba su derecho humano a participar en política. Para defender este argumento se escudaron en una disposición de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

«Con esta disposición, todas las personas que estaban limitadas por la Ley Electoral y la CPE están habilitadas a postularse (en las elecciones de 2019), quien en definitiva elegirá es el pueblo boliviano», afirmó Macario Lahor Cortez Chávez, presidente del TCP, durante una conferencia de prensa en Sucre. 

5. El intento de la oposición por unirse para hacerle frente al MAS

Desde que se convocaron las elecciones generales del 20 de octubre de 2019, los políticos opositores al Movimiento Al Socialismo (MAS) intentaron, pero no lo lograron, armar un frente de unidad. Ocho tiendas políticas (Comunidad Ciudadana, Bolivia Dijo No, Partido Demócrata Cristiano, Unidad Cívica Solidaridad, Pan-Bol y Tercer Sistema) ingresaron a la arena política.

El segundo intento por conformar un solo frente derivó el llamado ‘voto útil’, ante la imposibilidad de la unión. De ese modo, Carlos Mesa empezó a recibir apoyo de varios políticos y de la ciudadanía porque era el candidato que tenía más posibilidad de hacer frente al MAS. En las fallidas elecciones de octubre, a la que la Organización de Estados Americanos (OEA) con una auditoría acusó de fraudulentas en favor del MAS, el binomio de Comunidad Ciudadana se ubicó en el segundo lugar, con el 47.07% de los votos.

6. El 20 de octubre y el giro de 180 grados en la historia de Bolivia

El 20 octubre fue una jornada electoral sin grandes incidentes, a excepción de la detención de jóvenes que fueron aprehendidos en una casa de campaña de Bolivia Dijo No. Sin embargo, los ánimos de la población se empezaron a caldear luego de que, a las 19:40, la Transmisión Resultados Electorales Preliminares (TREP) se paralizara al 83,76% del conteo de los votos y arrojaba como resultado una segunda vuelta entre los candidatos Evo Morales y Carlos Mesa.

Sin embargo, Evo Morales ese mismo domingo por la noche y un par de horas después de que el TREP detuviera el conteo, se declaró ganador en primera vuelta. Esa misma noche las plataformas ciudadanas masificaron la vigilia, las sospechas de fraude empezaron a crecer y la OEA pidió transparencia.

Al día siguiente, Potosí despertó en las calles. Denunciaban fraude electoral. Habían encontrado papeletas en una casa cercana al órgano electoral. Esa fue el inicio de la cadena de movilizaciones y denuncias a las que Evo Morales minimizó. Ese desprecio a las protestas ciudadanas hizo que termine acuñando el término con el que se denomina ahora a su salida de la Presidencia: las pititas.

Después de 21 días protestas, Evo Morales informó a través de una conferencia de prensa que renunciaba a su cargo. «Decidí renunciar para que Mesa y Camacho no sigan persiguiendo a mis hermanos (…)», fue una de sus primeras frases. Renunció el 10 de noviembre y un día después, en un avión que le envió al Chapare el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, huía a México.

La renuncia del mandatario provocó un efecto dominó, sus colaboradores más cercanos empezaron a dimitir. Al día siguiente, Evo huyó a México, junto a Álvaro García Linera y Gabriela Montaño. Así, la huella del 21-F marcó el camino para el cambio de la política boliviana.