Rusia volvió a enviar a Italia equipamiento médico, incluidas mascarillas y respiradores asistidos, para ayudar en la lucha contra el coronavirus, que ya ha causado más de 7 mil muertos y casi 75 mil contagiados en el país.
Esta ayuda se suma a la ya enviada la semana pasada cuando, luego de una conversación telefónica entre el presidente Vladimir Putin y el primer ministro italiano Giuseppe Conte, Moscú envió 600 ventiladores y 100 virólogos y epidemiólogos militares.
Sin embargo, alrededor del 80% del equipamiento médico y de desinfección que Rusia envió a Italia podría ser “inútil”, de acuerdo a una nota del diario italiano La Stampa.
“El 80% de los insumos son totalmente inútiles, o de poca utilidad para Italia. En resumen, poco más que un pretexto”, dijeron fuentes políticas de alto nivel al diario italiano bajo condición de anonimato.
De acuerdo al periódico, detrás de la ayuda se esconderían razones geopolíticas y diplomáticas: Putin estaría buscando oportunidades para poner un pie en un país miembro de la OTAN, mientras que Conte aceptó los insumos para asegurarse una buena relación personal con Moscú. El mandatario ruso también estaría buscando apoyos en el seno de la Unión Europea para que el bloque levante las sanciones contra su gobierno.
Una prueba de las dobles intenciones de Moscú, según La Stampa, es que los cien expertos enviados de Moscú son médicos militares, y toda la operación pertenece al Ministerio de defensa ruso, no a la de Salud.
Entre el material enviado por Moscú hay equipos para la desinfestación bacteriológica, un laboratorio de campo para la esterilización y la profilaxis químico-bacteriológica, además de los 600 ventiladores.
También fueron desplegados virólogos y epidemiólogos militares que, según el ejército ruso, “participaron personalmente en la eliminación de brotes de peste porcina africana, de peste siberiana así como en el desarrollo de una vacuna contra la fiebre del Ébola”.
Entre los especialistas militares se encuentran el mayor general y jefe de la misión Sergei Kikot, un experto en ántrax. El coronel Gennadiy Eryomin, experto en guerra bacteriológica que trabajó en el brote de peste porcina. El coronel Viacheslav Kulish, experto en el desarrollo de equipos de protección contra agentes biológicos virales, que trabajó en programas contra el ébola y la peste.
El embajador de Rusia en Italia, Sergei Razov, calificó de “perversa” la versión de La Stampa y enfatizó que “la asistencia desinteresada brindada a Italia no es un tema de negociaciones, pagos de facturas y similares”.
“Me sorprendió leer en uno de los periódicos italianos más influyentes que una parte significativa de los equipos e insumos suministrados por Rusia no es necesaria, y nuestra ayuda está motivada principalmente por algunas consideraciones de propaganda política”, dijo el diplomático. “Me parece que sería mejor preguntarle a los habitantes de Bérgamo, entre los cuales, lamentablemente, hay muchos enfermos y muertos. En mi opinión, tales juicios son el producto de una conciencia perversa que ven segundos fines en el deseo de ayudar a un pueblo amigo en un momento en el que necesita ayuda”.