No hubo un problema en especial ni un pedido de renuncia. Una fuente del Gobierno asegura que Aníbal Cruz se presentó ayer con la intención de renunciar a su cargo de ministro de Salud y fue aceptada. Adujo razones personales y fueron entendidas. Se pensó rápido en un reemplazo y se encontró la figura de Marcelo Navajas, neumólogo y cirujano del tórax. 


Desde el entorno de poder de Jeanine Áñez creen que a Cruz lo invitaron para una transición de entre 90 y 180 días y se encontró con una pandemia de coronavirus, con un ministerio a medio reestructurar y uno de los sistemas de salud más precarios del continente. 

Ahora, Navajas tendrá que resolver las necesidades con las que lidiaba Cruz, como el déficit de pruebas contra el coronavirus para una mejor contención de la enfermedad -que estaba en camino a aumentar de solo 180 por día a más de 1.300-, el casi insalvable déficit de ítems en todo el país, la insatisfactoria dirección de los servicios departamentales de salud en algunos departamentos -que trata de ser corregida con la designación de coordinadores departamentales dependientes del Ministerio de Salud- y la falta de recursos para afrontar la crisis desde los gobiernos regionales y garantizar que su administración no termine quebrada. 

Algunos de estos puntos entraron en crisis en la última reunión que tuvo Cruz, otros ministros de Estado y la Secretaría Departamental de Salud de Santa Cruz. Según una fuente que participó de la reunión, hubo momentos de tensión entre lo que solicitaba Santa Cruz y lo que estaba dispuesto a dar el Gobierno, pese a que son del mismo partido. El primer punto de disputa fueron los ítems. Santa Cruz -no solo la Gobernación- no siente que se lo esté tratando igual que a otros distritos, como Oruro, que con ocho casos de Coronavirus recibió más de 200 ítems.

Consultado al respecto, Óscar Urenda, secretario de Salud de Santa Cruz, explicó que a la región solo les han dotado los ítems correspondientes al Sistema Único de Salud (SUS) y que esos los están utilizando para el coronavirus.

Explicó que se necesitarán más de 500 contratos de funcionarios de salud para lidiar con la pandemia y que están haciendo el presupuesto, el flujograma y demás trámites para conseguirlos. Todo eso será manejado desde La Paz, sin administración de los gobiernos autónomos, algo que ya ha causado contratiempos, como los impagos de los médicos que fueron contratados para reforzar la atención a enfermos de dengue en los hospitales Francés y Pampa de la Isla, que atendieron coronavirus y estuvieron impagos hasta por dos meses.

Otro de los puntos de tensión fue la negativa del nivel central a transferir recursos a las autonomías para enfrentar esta enfermedad. Según la fuente que participó de la reunión, Urenda pidió algo más de $us 20 millones, lo que le fue negado, aunque abrieron la posibilidad de dar crédito a la Gobernación, que ya ha dispuesto sus recursos -en tiempos donde el petróleo cotiza en promedio a $us 20 por barril y las transferencias por IDH y regalías se desplomarán, dejando en situación incierta no solo las inversiones, sino los pagos ya comprometidos- para la atención de la emergencia sanitaria. 

Tampoco le aprobaron utilizar hoteles como hospitales de primer nivel para aislar a pacientes de coronavirus que no requieran mayor atención médica. 

Consultado sobre este punto, horas antes de la renuncia de Cruz, Urenda prefirió no comentar. “Debemos tener una sola visión sobre este problema”, dijo.

La misma pregunta fue trasladad a Raúl Hevia, secretario municipal de Salud. Explicó que hasta el momento está enfrentando la pandemia con el dinero destinado para todo el año al SUS, pero sabe que tendrá problemas, porque el municipio lleva 30 días sin cobrar impuestos y deberá ingeniárselas para pagar Bs 300 millones en contratos médicos que no son cubiertos por el Gobierno central. A eso se suman los servicios básicos, medicamentos y mantenimiento de 56 centros de primer nivel y cuatro hospitales municipales que requieren una inversión anual de más de 600 millones. 

Hevia dice que este año no solo no les ha llegado ni un solo ítem sino que además que no le han transferido los Bs 43 millones de ayuda pactados con el anterior Gobierno y ahora tendrá que ver de dónde salen sin que hayan presupuestos. 

Consultado si todos estos gastos perjudicarán a otras obras municipales o pagos a empresas constructoras y proveedores, Hevia explicó que ya existe un decreto que les instruye parar todo el resto de las inversiones, pero no es el indicado para responder cómo afectará la pandemia al resto de las reparticiones municipales.

Quizá la única buena noticia que dejó el ahora exministro en su última reunión en Santa Cruz es que, de a poco, equiparán al departamento con 150 respiradores más

Sin embargo, ahora el sistema departamental y municipal tienen un problema: en qué infraestructura los instalará y qué profesionales se harán cargo de operarlos. Según datos oficiales del Ministerio de Salud, hay solo 200 intensivistas en todo el país. 

En varias oportunidades, Urenda iba a contramano del discurso del exministro, mucho más optimista que el secretario cruceño, que anuncia tormentas y turbiones que luego se verifican en los análisis clínicos.

Según la fuente que participó de la reunión, uno de los motivos para negarle los recursos es la cantidad de pacientes con coronavirus que tiene actualmente el departamento cruceño, mientras que Urenda justificaba su pedido con la cantidad de pacientes que se pueden venir luego de que incuben los contagiados por las colas de los bonos y los que salen sin tomar las medidas necesarias a los mercados. 

Hoy Urenda fue un poco más optimista y dijo que, si los vecinos de Santa Cruz de la Sierra cumplen con las medidas de distanciamiento social y respetan la cuarentena, quizá no se materialicen sus peores pronósticos.   

Pese a que Santa Cruz ha demostrado tener un Sedes que responde a las medidas de sus posibilidades a la pandemia, igual designaron una coordinadora del Ministerio de Salud para que trabaje con las autoridades locales. 

La elegida fue Tatiana Santillán, una doctora de la confianza de Urenda, que ya trabajó para él como gerente del hospital de Niños Mario Ortiz. Consultada cuál sería su labor, explicó que recién está comenzando sus actividades, que coordinará con las autoridades del Ministerio y no cree que haya ningún problema con Urenda. “La idea es coordinar”, dijo.