Él y sus amigos ya conocían, incluso dónde estaban las rocas debajo de las aguas, pero esta vez no le sirvió.
Un joven de aproximadamente 30 años, se fue a pescar con amigos y familiares al río Guadalquivir, pero esta vez no volvió con vida, ya que su mano quedó enganchada en su malla, lo que le ocasionó que termine ahogado.
Él y sus amigos, fueron en varias oportunidades al lugar, desde el barrio San Luis hasta El Temporal, y ya conocían, incluso donde estaban las rocas debajo de las aguas, pero esta vez todo ese conocimiento, no le sirvió, contó un amigo de él.
Otros pescadores que estaban en el lugar, contaron que los vieron pasar al promediar las diez de la mañana, se acordó bien de la hora, porque estaban comiendo sopa, dijo.
Pero al promediar las once menos cuarto, uno de ellos volvió corriendo hacia el camino, seguramente para pedir ayuda, calculó.
Y efectivamente el sub comandante de los bomberos, Álvaro Marás Aguilera, informó que al promediar las once de la mañana recibieron la llamada telefónica pidiendo auxilio.
Al acudir hasta el puente de El temporal, dejaron los motorizados y se trasladaron a pie hasta el lugar, que se encuentra a una distancia de kilómetro y medio aproximadamente desde el puente.
No lograron ver el cuerpo por lo que comenzaron un rastrillaje por la zona, más o menos por donde les indicaron los familiares y amigos.
Lograron ubicarlo, pero costó sacar el cuerpo del fondo, ya que tenía enganchado la mano a la malla con la que pretendía pescar.
Otro amigo contó que él quería cruzar al frente, y por eso uso la malla como cuerda para intentar cruzar, misma que lanzó y enganchó a las piedras, pero no logró su cometido, ya que fue arrastrado por la corriente del lugar, donde existe una profundidad de cuatro metros.
Tras lograr sacarlo de esa poza, como no podían llevarlo con la camilla dura, tuvieron que esperar la camilla de lona, por lo escabroso del lugar.
Pero finalmente llegaron hasta el puente donde el ministerio público determinó entregar el cuerpo a la familia, ya que así lo solicitaron ellos, concluyó el teniente Marás Aguilera.