Con 116.598 casos positivos de COVID-19 reportados en el país hasta el 31 de agosto, la incidencia de contagios disminuye, a juzgar por los números y —no es dato menor— las acciones del Gobierno y los gobiernos subnacionales.


Bolivia reportó sus primeros casos del nuevo coronavirus el 10 de marzo, uno en Santa Cruz y otro en Oruro, dos mujeres que habían retornado de  Italia, entonces uno de los países más afectados por la pandemia en el mundo. Revisando el número de contagios mes a mes hasta la fecha, marzo reportó 115 casos, abril 1.052, mayo 8.815, junio 23.537, julio 43.570 y agosto 39.809.

Es decir, el incremento de casos más fuerte ocurrió a partir de mayo. Y en promedio diario, ese mes fueron reportados 285,3 casos; en junio 774,5; en julio 1.405,4 y en agosto 1.284,1.

Pico de contagios

Si bien de los tres últimos meses julio fue el más crítico, con un pico de 20.036 contagios el día 18 y con el mayor número de enfermos, agosto reportó dos picos altos: el 1, con 2.004 casos, y el 19, con 2.031. Sin embargo, es mes  tuvo un menor número de pacientes, y el descenso de casos en la curva de incidencia es muy perceptible respecto de julio.

Entre el 1 y el 15 de agosto hubo 22.357 casos positivos, y entre el 16 y 31, 17.452.

Y entre los departamentos, Santa Cruz, que sufrió con más fuerza el embate, ahora respira mejor, pese a sus 40.445 casos. Desde el comienzo de la pandemia había tenido un salto brusco de casos el 30 de mayo, cuando llegó a 596 contagios. Otro pico importante ocurrió el 14 de julio, con 64 positivos, y el más alto registró el 17 de julio, con 1.245.

A partir de entonces, el descenso de contagios fue notorio y los números altos de la región fueron reportados día a día por debajo de los 600 casos: 578 el 21 de julio y 466 el 29; 463 el 4 de agosto, 378 el 6, 335 el 10, 282 el 26 y 152 el 31. Su total a agosto es 40.445.

La Paz

Entretanto, La Paz, el segundo departamento más golpeado del país, sumó hasta el lunes un total de 30.999 contagios. Pasó un primer susto el 6 de julio, cuando llegó a 480 casos. Luego, el 11 de julio sumó 662 contagios; el 19, 733, y el 22, 788. El pico ocurrió el 25 de julio, con 1.098 casos.

A partir de ese día hubo un descenso leve de casos respecto del pico y los números elevados ocurrieron los días 5 de agosto (909), 7 (906), 12 (813), 19 (805), 24 (607), 28 (498) y 31 (101).

Cochabamba llegó 12.370 casos hasta el lunes. El pico de casos de COVID-19 ocurrió el 27 de julio, cuando reportó 560 casos; a partir de ese día experimentó una caída abrupta de pacientes, cuyos números altos fueron 448 el 31 de julio y 388 el 1 de agosto, hasta llegar a 73 el 31 de agosto.

Los otros departamentos tienen menos incidencia, aunque preocupantes hasta agosto: 8.135 en Tarija, 6.610 en Beni, 5.539 en Potosí, 5.220 en Chuquisaca, 4.960 en Oruro y 2.320 en Pando.

Posconfinamiento

Una primera señal de la desaceleración de los contagios en el país fue la disposición del Gobierno de ingreso del país a la fase del “posconfinamiento”, consistente en la reducción de restricciones de la cuarentena.

Consultado sobre el sustento de la medida, el jefe de Epidemiología del Ministerio de Salud, Virgilio Prieto, dijo a La Razón que el Gobierno tomó parámetros epidemiológicos y socioeconómicos.

El sábado, la presidenta Jeanine Áñez justificó la decisión y dijo  que si no se atiende las necesidades de la población el problema puede ser el “corona hambre”.

Quien sí admitió que hay desaceleración de contagios, al menos en su región, fue el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas. “Santa Cruz enfrenta estos días una desaceleración de la pandemia del COVID-19, pero no significa que nos relajemos en las medidas de bioseguridad”, dijo.

Un día antes, Prieto dijo que en las últimas semanas hubo “un descenso importante” de casos.

Aunque más cauteloso, ayer dijo que una reunión de epidemiólogos podrá corroborar en un análisis esa hipótesis. “Santa Cruz ha jalado por tener mayor registro de casos, pero en otros departamentos ha empezado una escalada acelerada y es lo que queremos ver” en una reunión, dijo.

“Evidentemente, en Santa Cruz la curva se ha desacelerado y ha empezado probablemente una meseta que tenemos que comprobar”, explicó.