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No comparte la idea de medidas de shock para paliar la crisis económica actual, sino unas correctas. Así, se dispone a reactivar la demanda interna y el aparato productivo. Luis Arce Catacora pasa del papel de ministro de Economía al de Presidente.
Proclamado el viernes por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el mandatario electo comienza a diseñar su gobierno, que se instalará el 8 de noviembre en vez del régimen transitorio de Jeanine Áñez.
Recibió el viernes a La Razón en la casa de campaña del Movimiento Al Socialismo (MAS), cuatro días después de haber ganado junto con su compañero de fórmula David Choquehuanca las elecciones más difíciles de los últimos años. Alcanzó el 55,19% de los votos.
Presidente… ¿cómo le cae ese título? “Nunca había pensado en ser el Presidente del Estado Plurinacional”, responde en medio del ajetreo de su campaña.
Fustiga al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, célebre por la declaratoria de irregularidades en las elecciones anuladas de 2019 y de quien, como el expresidente Evo Morales, pide su renuncia “por ética y moral”.
Entre otras cosas, dice que no ve necesaria una reunión con Áñez, ni para la transición de su gobierno, y que trabajará por la pacificación irresuelta del país. Adelanta que impulsará las investigaciones de las masacres de Secaba y Senkata en 2019.
Un dato no menor es el anuncio de la reposición del Ministerio de Culturas, eliminado por Áñez, aunque el de Deportes tendrá que esperar, por presupuesto.
Ahora, corre video, esta tarde en Piedra, Papel y Tinta a las 18.00, a través de las plataformas digitales de La Razón y Extra:
— El domingo, cuando ya más o menos el MAS sabía los resultados, ¿cuál fue su reacción?
— Felicidad, por supuesto, por todo lo que habíamos trabajado y experimentado. Nunca antes había tenido tantos juicios, tanta persecución, no solamente contra mí, también contra mi familia.
Yo entiendo cuando alguien se estrella contra una persona, está bien; uno sabe a qué se ha metido. Pero la familia, los hijos, está mal eso. Así que todo eso estaba contenido y me imagino que también en toda la sociedad, en todo el pueblo boliviano.
Yo caminaba los nueve departamentos; plazas, parques y mercados con el pueblo boliviano. He sentido la tristeza, el llanto y el dolor por lo que había ocurrido en el país: volvió la discriminación y el racismo, volvió la prepotencia de las autoridades sobre el pueblo; ni siquiera sobre los políticos.
Ahí pude constatar y evidenciar cómo en estas trayectorias que, por ejemplo, hacía en los Yungas, un hotel había sido saqueado por encapuchados; justo con el tema político. Eso no puede suceder en nuestro país.
Todo eso pasó por mi mente cuando vimos una cifra (de votación) mucho mayor que nosotros habíamos estimado.
— ¿Ha sido Morales quien le llamó primero para felicitarle?
—No, no, no, otras personas fueron las que me llamaron.
— ¿Cuándo habló con Evo Morales?
— Al día siguiente hablamos con Evo. Él también estaba tranquilo porque, en realidad, todos sabemos que ese es el momento de felicidad. Ahora viene lo duro de esto, que es ejercer, planificar, hacer el gobierno y empezar. Todo lo que tenemos que hacer en los siguientes días, una vez asumido el gobierno, es lo que queda. O sea, es un momento de felicidad para luego cinco años de trabajo.
— Tiene 55% de votos, que incluso supera el 53,7% con el que empezó Evo Morales en 2005…
— Sí. Yo le decía inclusive al compañero Evo que estoy sintiendo en la calles, estoy sintiendo la percepción de la gente, que siente algo muy parecido a lo que sentíamos en 2005 cuando hacíamos campaña.
Cuando con Carlos Villegas redactamos el plan económico del programa de gobierno, “Ahora es cuando” era nuestra consigna.
Yo sentía lo mismo. Le dije a Evo: “Yo creo que va a ser como en 2005”. Y él empezó a dudar.
A los compañeros de la campaña les decía vamos a ganar con más del 50%. Entonces, lo que yo percibo es que gran parte del equipo no creía eso, porque veían las encuestas y los números, a lo sumo íbamos a llegar al 47%.
Había un sentimiento en la población, una rabia contenida que se expresó al final este 18 de octubre, muy parecida a lo que estaba ocurriendo el 2005. Con todo, evidentemente en ese momento era otra coyuntura y otro contexto.
— Evo Morales decía: “Nuestro ministro Arce es el que salvó la economía del país”. Ahora tiene que salvar una economía más complicada.
— Sí, es un reto intelectual, es un reto también para todo el Instrumento, para toda nuestra militancia. Tenemos que salir adelante con esto, tenemos un plan.
— ¿Cuál es el diagnóstico, presidente electo?
— Está muy complicada la situación cada día. Por eso yo decía: día que pasa, se complica aún más la situación boliviana.
Es que no hay gobierno al otro lado, no hay medidas. No se entiende lo que está pasando y, peor como no se entiende lo que pasa, no se toman las medidas adecuadas. Ayer estaba escuchando a algunos opinadores, los mismos que se equivocaron 14 años y que se equivocaron en las encuestas también. ¿Ellos qué dicen ahora? “Que este tema no es de este gobierno, sino que lo venimos arrastrando”. Eso están diciendo ahora, cuando el deterioro de la economía ha sido muy claro el último trimestre del año pasado y el primer trimestre de este año, sin pandemia.
Nosotros crecíamos al 4,4% y 4,5%. El año pasado crecimos al 2% y el último trimestre, el que tiró abajo la estadística de crecimiento (fue Áñez); apenas crecimos al 1,1%. Es una barbaridad que digan que eso corresponde a la crisis del MAS; es una incapacidad en el análisis económico.
Fueron 11 meses de neoliberalismo, que echaron la economía al piso. Y eso se lo puede ver fácilmente con las estadísticas e indicadores: anularon la inversión pública, variable que para nosotros es fundamental para crecer.
Nosotros hemos crecido cada año, reportábamos el crecimiento de $us 629 millones, con la inversión pública de 2005 llegábamos a $us 6.000 millones y $us 5.900 millones de inversión pública por año. Entonces, la variable inversión era muy fuerte; llegó este gobierno y la cortó,
El otro elemento: las empresas públicas fueron prácticamente eliminadas. ¿Para qué? Todo estaban haciendo para decir que estaban mal; decían que todas las empresas están mal, que son quebradas. Era el discurso de la derecha; ellos entraron al gobierno, se dieron cuenta de que no era así y procedieron a tomar medidas para quebrar nuestras empresas.
Miren lo que hicieron con BoA (Boliviana de Aviación); le dieron las mejores rutas y los mejores horarios a Amaszonas, y estoy hablando por supuesto antes de la pandemia. Le dieron los mejores horarios y apuntaban a matar nuestra BoA.
Lo consiguieron, está moribunda. La planta que produce urea está cerrada 11 meses y miren el daño económico al Estado. Ya hemos perdido más de $us 170 millones con esa planta cerrada Ahora, ¿cuál es el mayor costo? No solamente que está cerrada, porque yo me acuerdo que estaba en México cuando veía que estaban pensando cómo desarmar la planta y llevársela a Santa Cruz, pararon la planta y despidieron a todo el personal que a nosotros nos ha costado bastante tiempo preparar. Ahora, por eso es que no pueden arrancar, porque no tienen a nadie, han puesto a toda su gente y su gente no sabe un rábano de la planta de urea.
Y les digo más, nosotros vendíamos —voy a poner cifras redondas— a $us 300 o $us 350 la tonelada de urea a los productores, como no hay urea en Bolivia, ¿Qué están haciendo ahora los productores? Están importando urea a más de $us 500 la tonelada. O sea, los empresarios —muchos de ellos quizás apoyaron el golpe de noviembre— están pagando una urea más alta.
Cuando compraban en nuestra planta de urea, en Bulo Bulo, entonces el manejo económico (era mejor). Una caída de la recaudación de impuestos por más del 30% es como si a ti te rebajaran 30% de tu sueldo. ¿Qué haces? ¿Vas a consumir lo mismo? No.
Lo que pasó con el Estado es que la recaudación tributaria cayó en 30% y con los actos de corrupción que ya conocemos en Impuestos Nacionales, el Gobierno saca 27 resoluciones de directorio para flexibilizar supuestamente la recaudación. Ese es el manejo económico que se hizo.
Entonces, realmente estamos muy mal, y estoy hablando de antes de la pandemia.
— Pero el año pasado ya había malas señales con el gas…
— No, tenían que tomarse las medidas correctas, simplemente. A este Gobierno le hubiera ido mejor si mantenía todo lo que estábamos haciendo y no hubiera tenido ningún problema. Pero no, pararon la inversión pública y repusieron el modelo neoliberal.
Desplazaron las empresas públicas para que la empresa privada recobre otra vez ese papel. Como en 1985, en el neoliberalismo, se equivocaron porque son otros tiempos; otra economía, otras variables y el contexto internacional es diferente.