Al menos 25 personas fallecieron y 110 resultaron heridas este miércoles a causa de un ataque con misiles contra el aeropuerto de Aden, en el sur del Yemen, a la llegada del Gobierno de unidad yemení recién formado con los separatistas sureños.


El Ejecutivo de Yemen internacionalmente reconocido, cuyos miembros salieron indemnes de la agresión, atribuyó esta a los rebeldes hutíes, con los que está en guerra desde finales de 2014, aunque estos se desvincularon de la agresión al solidarizarse con las víctimas y condenar lo que denominaron como «facciones mercenarias».

Testigos presenciales dijeron a Efe que dos de las explosiones se registraron en la principal terminal y la tercera a la entrada del aeropuerto en el momento en el que aterrizaba, procedente de Riad, el avión con los ministros del nuevo Gobierno formado el 18 de diciembre con la participación de los secesionistas.

En ese momento había un gran número de periodistas y personal de seguridad en el aeropuerto para recibir al nuevo Ejecutivo, por lo que el ataque quedó grabado por varios canales de televisión.

Las imágenes difundidas por estos muestran que las explosiones se produjeron cuando los ministros estaban desembarcando del avión y en un plano se aprecia lo que parece ser un misil impactando en el aeropuerto y provocando uno de las explosiones.

A continuación, los camarógrafos grabaron columnas de humo negro saliendo de la terminal del aeropuerto, un gran socavón en el asfalto provocado por una de las explosiones y a varias personas tiradas en el suelo a la entrada de la terminal.

CUATRO MISILES BALÍSTICOS

El Ministerio de Exteriores afirmó en un comunicado que «la evidencia indica que la milicia hutí es la responsable de este acto terrorista de atacar el aeropuerto con cuatro misiles balísticos» ya que las características de la agresión son similares a otras acciones anteriores de los rebeldes contra «objetivos como instituciones y edificios civiles y gubernamentales».

Además, la coalición internacional de países árabes que apoyan al Gobierno yemení, liderada por Arabia Saudí, informó horas después del ataque que había derribado un avión no tripulado cargado de explosivos que atribuyó también a los hutíes y que iba dirigido contra el palacio presidencial de Aden.

El ministro de Salud del nuevo Gobierno, Qasen Buhaibeh, indicó por la noche en su cuenta de Twitter que el balance de víctimas ascendía a 25 fallecidos y 110 heridos, aunque advirtió que estas cifras podían aumentar.

Entre los fallecidos se encuentran la viceministra de Obras Públicas, Yasmin al Auadi, que estaba esperando al Gobierno en el aeropuerto, un reportero de la televisión Yemeni TV, con base en Estambul, y dos miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Esta institución lamentó en un comunicado de prensa que otros tres de sus trabajadores estaban heridos, uno de ellos grave, y de uno más desconocía el paradero.

El primer ministro, Maeen Abdelmalik Saeed, condenó en su cuenta de Twitter «el acto terrorista cobarde» y consideró que «forma parte de la guerra que se libra contra el Estado yemení y su gran pueblo».

LOS HUTÍES SE DESMARCAN

Sin embargo, en el Gobierno hutí, que controla parte del oeste y el norte del país, incluida la capital, Saná, de la que expulsó al presidente, Abdu Rabu Mansur Hadi, hace seis años, la única reacción ha venido del viceministro de Exteriores, Husein al Ezzat, que desmarcó al movimiento del ataque en un mensaje en su cuenta de Twitter.

«Nos solidarizamos con los familiares de las víctimas y condenamos firmemente a todas facciones mercenarias por no sentir la responsabilidad por las vidas de gente inocente, deseando que arreglen sus cuentas lejos de las instalaciones civiles y públicas», afirmó.

Por su parte, el enviado especial de la ONU para el Yemen, Martin Griffiths, condenó el ataque y la lamentó la muerte y las heridas sufridas por «muchos civiles inocentes», y destacó que este «acto inaceptable de violencia es un trágico recordatorio de la importancia de que el Yemen vuelva rápidamente al camino de la paz».

La guerra del Yemen enfrenta a los hutíes, un movimiento chií respaldado por Irán, con el Gobierno reconocido internacionalmente de Hadi, que está apoyado por una coalición de países árabes liderada por Arabia Saudí, y con los separatistas del Consejo Transitorio Sureño (CTS), apoyado por Emiratos Árabes Unidos.

Sin embargo, el Gobierno legítimo y el CTS también han estado enfrentados.

En noviembre de 2019, ambos firmaron un acuerdo para un alto el fuego y la formación de un Gobierno conjunto, pero su cumplimiento se demoró hasta el pasado 18 de diciembre, cuando el presidente, exiliado en Arabia Saudí, anunció la formación de un Ejecutivo que incluye a cinco ministros (de un total de 24) de los separatistas.

El nuevo gabinete viajó precisamente hoy de Riad a Aden, su capital provisional, para comenzar a ejercer sus funciones.