El círculo del mandatario sostiene que el Movimiento al Socialismo busca expulsarlo en medio de la peor crisis de la formación que ha dominado la política de Bolivia durante casi 20 años
La hora del cisma definitivo del partido que ha dominado la política boliviana desde principios de siglo se acerca junto a las elecciones presidenciales de 2025. La pelea que enfrenta al líder del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, y al presidente, Luis Arce, ha abierto un nuevo capítulo esta semana mientras el MAS prepara su congreso nacional. Según el círculo cercano de Arce, Morales se encamina a expulsar del partido al actual mandatario. “Se está configurando un escenario para expulsar a Lucho Arce y a nuestro hermano vicepresidente David Choquehuanca de las filas de nuestro instrumento político”, declaró la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, en una conferencia este miércoles.
Las críticas de los seguidores de Morales al Gobierno de Arce han arreciado, y ahora denuncian que el Gobierno intenta “eliminar” y “envenenar” a su líder. El martes, la dirigencia del MAS había afirmado que Luis Arce “traicionó” al partido de Gobierno y a Evo Morales y alertaron sobre la “preocupación” de que Arce se ha convertido en “el peor enemigo” del partido. “La traición es lo que más duele”, dijo en una conferencia de prensa el vicepresidente del MAS, Gerardo García, en la ciudad de La Paz.
“Él [Arce] no es el enemigo. No podemos confundir a las bases con miras de avanzar en ambiciones personales o de expulsar a nuestro presidente”, respondió Prada, que es la colaboradora más cercana del mandatario. “El único veneno es la división; todos estos intentos de fraccionar el movimiento popular”, añadió.
Como parte de la preparación de la anunciada expulsión de Arce, el MAS prohibió que cualquier miembro suyo que sea funcionario público, es decir, subalterno del presidente, participe en los congresos partidarios, inclusive en el congreso nacional que debe establecer la estrategia para elegir al próximo candidato presidencial. La medida no es legal, según el “arcismo”, porque “impide la democracia interna”. En un tuit, Evo Morales trató de justificarla con el argumento de que los congresos del MAS “son para fiscalizar a nuestras autoridades y por eso no pueden ser manejados por los fiscalizados”.