La tensión en Pakistán escaló rápidamente luego de que una turba de cientos de personas saqueara e incendiara varias iglesias, un cementerio y viviendas de la comunidad cristiana en respuesta a la supuesta profanación del Corán. En este contexto, las autoridades han detenido a dos cristianos bajo acusaciones de blasfemia, acusándolos de haber escrito comentarios despectivos hacia el islam en un ejemplar del Corán y luego haber arrancado sus páginas.


Según informes del portavoz de la Policía del distrito de Faisalabad, Naveed Ahmed, la violencia fue desencadenada por las acusaciones y se propagó tras ser amplificadas en varias mezquitas de la localidad de Jaranwala. Además, el diario paquistaní Dawn reporta que al menos cinco iglesias, un cementerio y viviendas de la comunidad cristiana fueron objeto de saqueo e incendio.

Hasta el momento, un total de 145 personas han sido detenidas en relación con los disturbios que afectaron a la minoría cristiana. Las autoridades estatales, con el apoyo de la unidad policial militarizada Rangers, trabajan para controlar la situación y garantizar la seguridad de las minorías. El primer ministro interino de Pakistán, Anwar ul Haq, instó a la calma y enfatizó la importancia de proteger los derechos de las minorías en un país donde el 96% de la población es musulmana.

El jefe de Gobierno interino de Punjab, Mohsin Naqvi, emitió un llamado a los clérigos musulmanes para que aborden los derechos de las minorías en el islam en sus sermones, en un intento de promover la tolerancia y el entendimiento religioso.

El delito de blasfemia en Pakistán, una ley establecida durante la época colonial británica y endurecida en la década de 1980, conlleva la pena de muerte. Aunque nunca se ha ejecutado una pena de muerte por este delito, los casos de blasfemia han generado controversia y protestas en el país, como el caso de Asia Bibi, una cristiana que fue absuelta por el Tribunal Supremo en 2018 después de enfrentar una condena a muerte por blasfemia.