Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de York y la Universidad de Toronto sugiere que las personas con trastorno del espectro autista (TEA) podrían ser menos afectadas por el efecto espectador, un fenómeno psicológico que plantea que la probabilidad de tomar la iniciativa disminuye cuando hay más personas presentes.
El efecto espectador fue identificado por los psicólogos sociales estadounidenses John Darley y Bibb Latané en 1960, al descubrir que estudiantes universitarios varones tenían menos probabilidades de informar sobre humo cuando estaban en grupos que cuando estaban solos.
La mayoría de nosotros somos influenciados por las acciones de los demás, lo que puede resultar en una falta de respuesta durante una crisis. Esta pasividad colectiva corre el riesgo de llevarnos a un estancamiento, donde nadie percibe una situación como peligrosa o amenazante.
Los investigadores de este estudio, liderados por Lorne Hartman, reclutaron a 67 participantes a través de redes sociales, incluyendo a 33 personas con diagnóstico confirmado de TEA mediante una prueba de cociente del espectro autista (AQ) para adultos.
Los resultados indicaron que los trabajadores con TEA eran más propensos a informar sobre prácticas ineficientes o disfuncionales en un entorno laboral, y menos propensos a sentir presión social para guardar silencio.
«Nuestro estudio revela que los empleados con autismo tienen una mayor probabilidad de intervenir si observan algo incorrecto, independientemente del número de personas presentes», comenta Hartman.
Además, aquellos con TEA mostraron ser más honestos sobre la influencia de sus colegas en situaciones en las que decidían no intervenir, a diferencia de los empleados neurotípicos.
Para Hartman, este estudio trasciende el ámbito académico. Su hijo, Braxton, diagnosticado con TEA, desempeña un papel crucial como investigador y es defensor público de la inclusión de personas con autismo.
«Estamos abordando esto desde dos perspectivas», afirma Braxton Hartman, también autor del estudio. «Nuestro objetivo abarca no solamente ayudar a las organizaciones a ser más éticas y eficientes, sino respaldar la búsqueda de empleo para personas en el espectro del autismo, como yo, y contribuir al cambio en la percepción social sobre esta condición».
Los hallazgos de este estudio podrían tener implicaciones importantes para la forma en que se abordan los problemas de seguridad y ética en el lugar de trabajo. También podrían ayudar a mejorar la comprensión social del autismo y contribuir a la inclusión de las personas con esta condición.