Investigadores alemanes han observado directamente el oxígeno atómico en la atmósfera diurna de Venus, proporcionando nuevos conocimientos sobre la dinámica atmosférica del planeta.
Los detalles de este descubrimiento fueron publicados en Nature Communications y estuvieron dirigidos por el físico Heinz-Wilhelm Hübers del Centro Aeroespacial Alemán.
Venus, a menudo llamado el gemelo de la Tierra debido a su masa y composición similares, presenta un marcado contraste con nuestro mundo. Bajo sus densas nubes de dióxido de carbono se encuentra un paisaje abrasador con temperaturas superficiales que alcanzan los 464 grados centígrados.
Su atmósfera es conocida por su rápida rotación y lluvia ácida, lo cual ha intrigado durante mucho tiempo a los científicos que buscan desentrañar la evolución del planeta y su divergencia con las condiciones de sustentación de la vida en la Tierra.
La detección de oxígeno atómico durante el día abre un nuevo capítulo en la investigación planetaria, ya que previamente solo se había logrado en el lado nocturno de Venus. A diferencia del oxígeno molecular que respiramos, el oxígeno atómico está formado por átomos individuales que son altamente reactivos y transitorios.
En la Tierra, el oxígeno atómico se forma a gran altura mediante fotodisociación, donde los fotones solares dividen el oxígeno molecular. Un proceso similar ocurre en Venus, donde la luz solar descompone el CO2 en oxígeno atómico y monóxido de carbono.
El Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA), instalado en un Boeing 747, desempeñó un papel crucial en este descubrimiento. Volando a gran altitud, el retirado SOFIA recopiló datos en el rango de longitud de onda de terahercios, que abarca desde microondas hasta el infrarrojo lejano.
A lo largo de tres vuelos separados, los instrumentos de SOFIA apuntaron a 17 ubicaciones distintas en Venus, cubriendo tanto el lado diurno como el nocturno, incluyendo el terminador de transición. La presencia de oxígeno atómico se confirmó en todos los sitios, alcanzando las concentraciones más altas a aproximadamente 100 kilómetros sobre la superficie.
Esta altitud se encuentra en una zona de transición entre dos patrones atmosféricos dominantes en Venus: el flujo superrotativo, por debajo de los 70 kilómetros, y el flujo subsolar a antisolar, por encima de los 120 kilómetros. Encontrar oxígeno atómico en esta región de transición nos servirá como una nueva herramienta para comprender la dinámica atmosférica del planeta.
Esta investigación tiene implicaciones que trascienden al ardiente planeta. Al comparar los niveles de oxígeno atómico en Venus, la Tierra y Marte, los científicos esperan entender las fuerzas que dan forma a los entornos planetarios y sus diferencias. Esto nos permitirá abordar si nuestro vecino siempre fue un mundo inhóspito o si se desvió de un potencial pasado habitable.
Los investigadores planean futuras observaciones cerca de los puntos antisolar y subsolar de Venus con el fin de obtener un retrato más detallado de esta región enigmática, y así orientar futuras misiones al planeta.
El descubrimiento del oxígeno atómico en la atmósfera diurna de Venus es un hito importante en la investigación planetaria. Este hallazgo nos brinda una nueva perspectiva sobre la dinámica atmosférica de este mundo extraño y nos ayuda a comprender mejor su evolución y su potencial para albergar vida.