Puede sonar a película de terror, pero Nagoro y sus muñecos existen. La aldea se sitúa en la Isla de Shikoku, en la prefectura de Tokushima.
Hace dos décadas, la aldea japonesa de Nagoro se enfrentaba al riesgo de ser olvidada en la vastedad del tiempo. Una comunidad que una vez floreció con alrededor de 300 habitantes se había reducido drásticamente a tan solo 20, víctima de la migración hacia las ciudades y el declive económico provocado por la extinción de empleos locales.
Sin embargo, en medio de este panorama desolador, una figura singular ha transformado el destino de Nagoro y la ha catapultado a la fama internacional.
Armada con ingenio y creatividad, Ayano comenzó a fabricar muñecos de madera y trapo que representaban a los habitantes ausentes de Nagoro, capturando la esencia de la vida en la aldea y reavivando recuerdos de tiempos pasados.
Hoy en día, el Valle de las Muñecas en Nagoro cuenta con alrededor de 400 figuras que recrean escenas de la vida cotidiana, desde actividades agrícolas hasta escenas escolares, inmortalizando el patrimonio cultural de la comunidad.
Este proyecto único ha atraído la atención de turistas de todo el mundo, quienes se acercan a Nagoro para presenciar de cerca esta fascinante exhibición. Algunos encuentran el ambiente de la aldea y sus muñecos inquietantemente intrigantes, mientras que otros lo ven como un hermoso intento de mantener viva la memoria de un lugar y su gente.
Sin embargo, para algunos, el Valle de las Muñecas sirve como un triste recordatorio del desafío de la despoblación rural que enfrenta Japón.